miércoles, 12 de septiembre de 2007

11 DE SEPTIEMBRE, FECHA INOLVIDABLE PARA EL MUNDO.






Aquel 11 de Septiembre será difícil de olvidar para millones de personas de todo el mundo que, como un servidor, quedaron petrificadas en las pantallas de televisión al comprobar una vez más la tragedia del terrorismo, cebado con Norteamérica. Y recuerdo que estaba en la república Dominicana cuando las imágenes de la CNN me sacudieron. Al principio, pensé ingenuamente, supuse que era un quisquilloso accidente de un piloto desquiciado. Más tarde, , al estrellarse el segundo avión contra otra Torre, me di cuenta que la cosa se venía en serio. Pero ya todos conocemos esta historia y qué desenlace tuvo. Casi como un rumor, la idea de que la guerra en Medio Oriente fue causada por ambiciones petrolíferas se empezó a colar en nuestro inconsciente. Y ahora no hay, prácticamente, dudas. Y los minutos de luto mundiales y las palabras del presidente Bush tuvieron su cometido.
De a poco, la historia oficial de los acontecimientos cobró forma y sustancia. Y ya nadie se inquiere qué pasó realmente aquel fatídico día. La imagen tenebrosa de un fanático de rostro enjuto y mirada penetrante se nos ha hincado en nuestras cabezas con pérfida nitidez. Con tanta fuerza como que los medios la alimentaron. Hoy me propongo llevar a cabo dos cosas, en honor a la verdad y a las familias damnificadas. Por un lado, desnudar la trama oscura y secreta que tejieron altos funcionarios del gobierno de Estados Unidos. Por otro, mostrar a la opinión publica cómo una vez más se nos está manipulando, mintiendo descaradamente y ocultando información vital para comprender esta tragedia. Y empezaré señalando algunas contradicciones.
Los aconrecimientos "OFICIALES"

No hay duda. Al revolver entre cientos de archivos uno puede llevarse más de una sorpresa. Y entonces, casi como un moho viscoso pegado duramente a la pared de un cofre, aparecen las contradicciones con el tiempo.Pero bueno y justo será que repasemos cual fue la “historia oficial” de aquel 11 de septiembre turbulento.Como todos sabemos, dos aviones comerciales impactan contra la fachada del World Trade Center (WTC) en las Torres Gemelas. Luego, las noticias advierten de muchos vuelos más siniestrados. Y uno de ellos, según la “versión oficial”, se estrella en las mismísimas fauces del Pentágono, el edificio más protegido del mundo. En Pennsylvania, otro Boeing 757 es derribado por la misma tripulación que, en un acto heroico, toman los controles y evitan una catástrofe mayor.


A simple vista, tales eventos no ofrecen queja alguna. Y todos, , me incluyo primero, nos sentimos tentados en pensar que fueron terroristas de Medio Oriente que, al mando de Bin Laden y su grupo sedicioso de Al Qaeda, hicieron su macabra labor. Y aunque esto es verdadero, hay ciertas aristas que chirrían ni bien uno las analiza.Pero las paradojas empiezan al estudiar atentamente el vuelo siniestrado en el Pentágono. Allí, como digo, no sólo los avezados terroristas pudieron hacerse con los mandos del vuelo y estrellarlo contra una delicada fachada de los primeros pisos del edificio (cuando hubiera sido más sencillo hacerlo sobre el raso y no tan ceñido al suelo) sino que, encima, violaron uno de los más complejos emblemas militares del planeta, el corazón de Washington y el mundo. Y para hacerlo evadieron el sistema sofisticado de radar del lugar, y la artillería que, en caso de violación del espacio aéreo entra automáticamente en funcionamiento. Lo hicieron, y con tan buen tino, que de los cinco anillos que conforman este lugar, impactaron y destrozaron sólo uno. Casualmente aquel que recientemente había sido refaccionado.

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